Breve
ensayo sobre la agricultura empresarial en Paraguay y sus impactos sociales (2015)
Conforme el
Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (Cadep), en la última
década la agricultura empresarial ha crecido en gran proporción gracias a la exportación
de granos, principalmente la soja, cuya área de cultivo aumentó
considerablemente hasta un 114%. Esto a su vez genera el éxodo rural, con el
cual los campesinos se desplazan hacia
las zonas urbanas, abandonando la agricultura familiar[1]. Sobre esa cuestión, señala Mirta Barreto que “al histórico problema de la tenencia de la
tierra en el Paraguay, se suma la contradicción que genera el avance de la
agricultura empresarial y el forzado desplazamiento de los pequeños y medianos
productores campesinos”[2].
Dos niños observan desde lejos una barrera policial protegiendo un sojal Fuente: No disponible (agradecería que me indicaran) |
Recurriendo
a la historia encontramos el inicio de este tipo de agricultura en nuestro
país. Sobre el punto señalamos que “con la implementación del
modelo agroexportador en el país, desde la década de 1960, se ha iniciado un
tipo de agricultura a gran escala que utiliza insumos y tecnologías
industriales, proveídas por empresas multinacionales, en función a producir
materias primas que puedan ser transferidos a los mercados internacionales (…)
para que posteriormente los productos obtenidos sean comercializados en
cualquier parte del mundo”[3]
En ese aspecto, “los principales productos agropecuarios que el Paraguay exporta son:
granos de soja y carnes, seguido de las fibras de algodón. La gran paradoja de esta forma de hacer
agricultura y ganadería es que la producción obtenida no es destinada para
abastecer al mercado nacional, por lo tanto en el país los alimentos que se
consumen son importados, todos ellos, elaborados en forma sintética y
comercializada a precios cada vez más altos. (…), cuando los agricultores
campesinos comercializan sus productos alimenticios son pagados a precios cada
vez más irrisorios”[4].
El auge de
la agricultura empresarial se manifiesta en nuestro país con el gran
crecimiento de la producción sojera y de otros granos, en ese sentido
destacamos que “el sector creció en gran
magnitud en la última década; el cultivo de la soja que en 2002 cubría
una superficie de 1.474.000 hectáreas, alcanzó en el 2012 un pico de 3.158.000
ha, registrándose así un salto de 114% en la siembra. Asimismo el trigo
experimentó un crecimiento del 93%, mientras que el maíz aumentó en un 134%”[5].
Evolución de la superficie de producción sojera Fuente: Aprosemp |
El cultivo
de soja tuvo un significativo desarrollo en el Paraguay a partir de 1970, pero
es desde el año 1996 que se ve una tasa dinamizadora en ese sector. “(…) El área de siembra sojera aumentó de
960.000 hectáreas en el año 1996 a
2.680.182 hectáreas en el año 2010, implicando esto un avance de 179%. La
producción se incrementó de 2.408,4 miles de toneladas en 1996 a una cifra
aproximada a 7.482,8 miles de toneladas en 2010, aumentando 211% en
comparación a los años mencionados”[6].
Si bien
para los productores estos números representan una gran ganancia, cabe resaltar
que llevan implícitos graves problemas sociales y ambientales. A la mencionada
expulsión campesina se suman la contaminación del suelo, del agua, del aire y
la deforestación; en relación a eso, entre los años 1986 y 2008 hubo una
deforestación de 2.998.000 hectáreas. La misma guarda una
directa relación con el modelo económico agroexportador, controlado por pocas
empresas; sobre el punto, existen cinco multinacionales que concentran el 80%
de las exportaciones de granos y empresas agrícolas dedicadas a la producción
de cereales y oleaginosas, ellas son ADM, Cargil, Bunge, Dreyfus y Noble[7].
Evolución de la deforestación en la Región Oriental del Paraguay Fuente: Stéphane Straub |
Ahora bien, sabiendo que la agricultura empresarial predomina
en nuestro país, corresponde analizar
a profundidad las consecuencias ya mencionadas en párrafos anteriores. Esta agricultura empresarial de monocultivo ha
producido y sigue produciendo, además de un grave impacto ambiental con la
deforestación y contaminación de suelos, ríos y arroyos; un grave problema
social que se traduce en el abandono de sus tierras por parte de los
campesinos, que se ven obligados a vivir en las zonas urbanas en condiciones
precarias o inclusive tengan que ir a buscar mejores condiciones de vida en
otros países.
En el ámbito
rural, el cambio más importante que se dio de un tiempo a esta parte fue la
intensificación del avance de la agricultura empresarial; la ausencia de una
política estratégica por parte del Estado hizo posible que este grave problema,
en vez de estancarse con la caída del gobierno de Stroessner, se intensificara
aun más. Al respecto, nos señala el sociólogo Palau, citado por Barreto que “Ya a comienzos del nuevo siglo, se produce
la segunda oleada de penetración del capitalismo agrario con la soja, pero esta
vez con la soja genéticamente modificada a partir del ciclo agrícola 1999/2000.
Sin disponibilidad de tierras fiscales en esta ocasión, la frontera de la soja
se expande sobre tierras campesinas, sobre los campos ganaderos reconvertidos y
sobre lo que resta del monte. Los efectos ambientales se agravan por la
desaparición de los últimos bolsones de bosques en la Región Oriental, así como
por el uso indiscriminado de potentes herbicidas y pesticidas. Los efectos
sociales, del mismo modo, resultan dramáticos en un país que venía sufriendo un
acelerado proceso de empobrecimiento y que ahora debe asistir a una expulsión
masiva de familias campesinas de sus tierras”[8].
Descripción original: "Una mujer del campamento campesino 13 de mayo. Las cabañas provisorias,
después de cada desalojo, son construidas con lo que se encuentra a
mano: madera, paja, troncos." Fuente: Sub Cooperativa de fotógrafos |
¿Hacia dónde se
apunta con este modelo? Nos dice Mirta Barreto que el modelo de agricultura sustenta la
estrategia del capitalismo neoliberal por el control de la producción de
alimentos en el mundo. Por su parte Palau añade, “Lo peor de ese proceso de concentración del control de las agro
industrias actualmente es la tentativa de uniformar los alimentos en todo el
mundo, para facilitar su fabricación, su “internacionalización” y así aumentar
el lucro de las empresas que controlan. Ese proceso de uniformidad de alimentos
en la humanidad (…) coloca en riesgo nuestra cultura, nuestros hábitos, incluso
la biodiversidad del planeta”[9].
Sumada a dicha problemática social se halla la
contaminación ambiental. Con relación a la misma, destacamos que “En términos ambientales la extensión de la
agricultura mecanizada y exportadora ha generado una deforestación sistemática
y sin límites, pues los monocultivos se instalan sobre los bosques tropicales,
hábitat de numerosas especies vegetales, animales y de la biodiversidad. En el
2005 la reducción de bosques llegaba a 1.152.000 ha de una masa original de 8.599.493
ha en la región oriental, llamada el Bosque Atlántico del Alto Paraná. La
pérdida ha sido del 86% en los últimos 50 años”[10].
También tenemos
que “Con la deforestación de escala, esto
ha repercutido en el empobrecimiento de los suelos, a partir del desmonte, la
quema, el uso intensivo de la tierra y de los agrotóxicos, utilizados en forma
cada vez más creciente para los ciclos productivos, además, se ha dado la
contaminación de los cauces hídricos, pues los sojales se ubican cerca de los
grandes cauces de agua, debido a que requieren de grandes cantidades de la
misma para resistir el llamado “cambio climático”, expresados en periodos de
sequías cada vez más largos y desequilibrios ambientales constantes”[11]
El avance del cultivo de la soja y la deforestación van de la mano. Fuente: Blog Viva Paraguay |
En síntesis, se
puede afirmar que “la expulsión de
familias del campo, a la contaminación de fuentes de agua y otros recursos
naturales, a la intoxicación de familias enteras en muchos lugares, debe
sumarse que el cultivo de soja no redunda beneficio económico para las
comunidades ni emplea manos de obra”[12].
Esta agricultura
empresarial también guarda una abierta relación con la posesión de la tierra.
La tenencia de la tierra en nuestro país se da de la siguiente forma: la mayor cantidad de extensión de la superficie
agrícola-ganadera se concentra en pocos propietarios/explotaciones. En ese
sentido encontramos que unas 287.097 explotaciones poseen menos de 49.9
hectáreas, mientras que un 3.9% de las explotaciones (unas 18.556) poseen de 50
a 199.9 hectáreas. Por su parte, las explotaciones de 200 a 999.9 hectáreas
alcanzan unas 5.028, lo que corresponde al 1.6% del total. Por último, son
3.240 las explotaciones que superan las 1.000 hectáreas, lo que equivale al
1.1% del total[13].
Ahora bien, una
vez analizados los problemas producidos por la forma en que se aplica la
agricultura empresarial, cabe una pregunta fundamental: ¿Qué beneficios
directos obtiene el Estado con esta actividad agrícola empresarial? En el año
2009, la producción sojera alcanzó 3.855.000 toneladas, la del maíz obtuvo
1.875.840 y la del trigo 1.066.800 toneladas. En cuanto a los principales
rubros de exportación, el producto que encabeza la lista es la soja, con un
ingreso de 787.2 millones de dólares[14].
En
contrapartida, el Estado paraguayo prácticamente no recibe beneficio directo
con la agricultura empresarial y principalmente con la producción de soja,
trigo, maíz y girasol. En ese sentido, desde hace un par de años, sectores del
Congreso Nacional han elevado proyectos de ley para establecer impuestos a la
exportación de granos, siendo los mismos rechazados ya sea por el Legislativo
mismo o por el Ejecutivo. La normativa que gravaba la exportación de granos en
estado natural en un 10% fue vetado por el Ejecutivo en octubre del 2013[15] y más recientemente, en diciembre de 2014, fue
nuevamente postergado el tratamiento del proyecto de ley que planteaba un 15
por ciento de impuesto sobre el valor total de la exportación de granos en
estado natural (soja, maíz y trigo)[16].
Notas
[1] UltimaHora.com. Agricultura: empresarial vs. Familiar. Diciembre 12 2014. <http://www.ultimahora.com/agricultura-empresarial-vs-familiar-n712576.html>
[3] Mesa de Concertación
para el Desarrollo Rural Sostenible - Mesa DRS. 2007. Informe de la Sociedad Civil sobre el Cumplimiento del PIDESC en el
Paraguay 2000 - 2006. Uso Indiscriminado de Agrotóxicos en Paraguay: Atropello a los Derechos
Económicos, Sociales y Culturales de Comunidades Campesinas e Indígenas. Asunción: p. 8.
[13] Brítez, Edwin. y
Caballero, Javier Numan. 2010. El
Paraguay Actual. 2ª Parte. 1998-2010. Asunción: El Lector, p. 96s
[15] Diario Abc Color. Cartes veta impuesto a granos. Diciembre 12 2014. http://www.abc.com.py/nacionales/cartes-veta-impuesto-a-granos-629057.html
[16] EA. Aplazan para el 2015 tratamiento de impuesto a
los granos. Diciembre 12 2014. < http://ea.com.py/v2/aplazan-para-el-2015-tratamiento-de-impuesto-a-los-granos/>
Si se cumpliera lo que establecen las leyes no se tendrían tantos problemas ambientales:
ResponderEliminarhttp://www.seam.gov.py/leyes-ambientales
http://www.senave.gov.py/leyes.html