Antes de los intrusos
Al producirse el
descubrimiento del continente americano por parte de los europeos y con la
consiguiente conquista y colonización, este extenso continente estaba poblado
por numerosos pueblos indígenas con culturas bien diferenciadas unas de otras,
destacándose algunos pueblos con avanzado grado de civilización y otros, con
culturas paleolíticas y neolíticas.
En la zona que
actualmente corresponde a la Región Oriental de nuestro país y regiones
aledañas vivían los guaraníes, un pueblo numeroso dividido en varias
parcialidades pero unido por una misma lengua.
En ese aspecto, señala
el antropólogo Melià que “(…) La hipótesis de una población de 1.500.000 y
hasta 2.000.000 (dos millones) de personas, aunque parezca maximalista para
quienes suponen que una selva tropical ofrece escasos recursos para sustentar
tamaña cantidad, tiene, sin embargo, bases serias en la documentación
disponible. (…)” (Melià, 2010, p.13)
Respecto
a la cuestión de la lengua que unificaba a las diferentes parcialidades
guaraníes menciona el mismo autor mencionado arriba que:
Si miramos el cuadro de los pueblos
guaraníes y sus lenguas en el Paraguay tal como se manifiestan en el siglo XVI y los comparamos con los
pueblos guaraníes actuales se constata la desaparición de muchos de esos
pueblos, especialmente los del área de mayor influencia española cerca de
Asunción, pero también hay supervivencias notables que llaman la atención. (…)
(Melià, 2010, p.13)
De estas parcialidades
o pueblos, muchas desaparecieron con el proceso de conquista y colonización,
sobre ese punto menciona Melià:
Los antiguos Itatín
corresponden a los Päi –Tavyterä y Kaiowá, (…); los del Guairá serían los
actuales Avá Katú de Canindeyú y Alto
Paraná, llamados Ñandéva en el Brasil, mientras que los Mbyá (…), son los que están hoy más
concentrados en los departamentos de San Pedro, Caaguazú, Guairá, Caazapá e
Itapúa, pero que ocupan el territorio de Misiones, en Argentina y se expanden
también por la costa marítima del Brasil. Los conocidos en el siglo XVI como Chiriguaná, presentes en el Chaco
boliviano y paraguayo hasta las estribaciones de los Andes, hoy reivindican
para sí el nombre de Guaraní occidentales
y Ñandéva (que no hay que confundirlos con los del Brasil). (…)(2010, pp.
14-15)
Sobre la cuestión de
la diversidad lingüística entre los actuales guaraníes encontramos que “Todos
ellos tienen forma propia de hablar el guaraní, con variedades dialectales
considerables. Hay, pues, muchas variedades de lengua guaraní, pero una lengua
guaraní en su estructura fundamental” (Melià, 2010, p.15).
La conquista o el despojo, la debacle demográfica
Fuente: Los pueblos indígenas del Paraguay, de José Zanardini |
La conquista del Río de la Plata por parte de los
europeos se inició en 1536 y se extendió en el actual territorio paraguayo con
la fundación del Fuerte Nuestra Señora de la Asunción, el 15 de agosto de 1537,
por parte del Capitán Juan de Salazar y Espinosa. El antropólogo Melià señala
en su obra Una Nación, Dos culturas,
la manera como se produjo en contacto entre los españoles y guaraníes:
Los guaraníes vieron a los recién llegados, en la
época de la fundación de Asunción, en torno a 1537, como amigos y aliados, como
karaí, (…). Muy pronto, sin embargo,
los mismos Guaraníes se rebelaron contra esos karaí, ahora señores y patronos, que bajo la ley de encomienda
aplicada en el Paraguay en 1556, los hacían trabajar sin descanso y los sacaban
de sus aldeas y hábitat tradicional, “desnaturalizándolos”. (Melià, 2010, pp.15-16)
Este contacto generó a su vez conflictos entre ambos
grupos humanos, lo que produjo una recesión poblacional considerable. En ese
sentido, se menciona que “el descenso demográfico de los Guaraníes durante todo
el proceso colonial fue un fenómeno que alarmó a gobernantes y misioneros. (…) Guerras,
malos tratos, epidemias y cautiverios fueron los cuatro jinetes de aquel
apocalipsis colonial. (Melià, 2010, p. 16).
(…) Hubo genocidio de varios pueblos, hubo asimilación
de otros, aunque no siempre completa, siendo que algunos permanecieron libres
en la selva hasta hoy. Su modo de ser, su cultura, su religión, su organización
política y su economía dependerán en el futuro del grado de integración y
sumisión al sistema de los intrusos, y del grado de autonomía que pudieron
preservar en las diferentes etapas de contacto. (Melià, 2010, pp. 16-17)
Con
la llegaba de las órdenes religiosas, en especial la de los franciscanos y
jesuitas, se inició un proceso de reducción de los indígenas en las famosas
Misiones. Los religiosos fundaron varias pueblos o reducciones donde vivían
miles de indígenas guaraníes. Este proceso de asentamiento produjo grandes
cambios en la cultura de los guaraníes. Sin embargo, cabe destacar que no todos
los indígenas fueron reducidos, ni siquiera entre los guaraníes. En el Chaco
existían (y de hecho siguen existiendo) decenas de pueblos indígenas sin
contacto con los españoles, al igual que guaraníes en las selvas de nuestro
país.
Grupo de Angaites, del norte del Chaco Paraguayo. Siglo XIX. |
La independencia y el proyecto homogeneizador
En los primeros años de
la independencia nacional, existían varios pueblos de indios en dónde vivían
miles de nativos guaraníes. Durante el gobierno de Don Carlos Antonio López
(1844-1862), específicamente en 1848, se produjo un hecho notable, cual fue la
declaración como ciudadanos de la
República a los Indios naturales de los veinte y un pueblos del territorio de
la República, a través del Decreto Supremo del 7 de octubre de 1848, que en
su punto primero señalaba:
De los
pueblos del territorio de la República, durante los siglos que cuentan de
fundación, han sido humillados y abatidos con todo género de abusos,
privaciones y arbitrariedades, y con todos los rigores del penoso pupilaje en
que les ha constituido y perpetuado el régimen de conquista. (Decreto Supremo del 7 de octubre de 1848).
Considerando este y otros puntos descriptivos de la
situación de los pueblos de indios, el documento decretaba en su Artículo 1º:
El
Supremo Gobierno Nacional usando de las altas facultades que inviste y contando
con la aclamación de la república, en el próximo Congreso: declara Ciudadanos
de la República a los Indios naturales de los veinte y un pueblos del
territorio de la República, a saber, Ypané, Guarambaré, Ita, Yaguarón, Atyra,
Altos, Tobati, Belén, San Estanislao, San Joaquín, Itapé, Caazapá, Yuty, Santa
María de Fe, Santa Rosa, San Ignacio, Santiago, San
Cosme,
Trinidad, Jesús y el Carmen, que de la antigua comunidad de Itapúa, hoy Villa
de la Encarnación, se ha formado y establecido entre el Caraguatá y el Tacuarí,
afluentes del Paraná.
El artículo cuarto
hacía mención a las actividades económicas a ser desarrolladas a partir de la
declaración de los indígenas como ciudadanos paraguayos, sobre dicha cuestión
encontramos:
En el
distrito de cada uno de dichos pueblos será nombrada por el Supremo Gobierno
Nacional una Comisión que en los primeros años de libertad de los naturales,
promuevan ellos la conveniente emulación en los trabajos de su agricultura, e
industria para agenciar el mantenimiento de sus familias, y esté a la mira de
la continuación, y mejoras de las escuelas de primeras letras, y de los oficios
mecánicos que poseen los pueblos.
Si bien el artículo tercero del Decreto disponía que
“En los tres primeros años de libertad de los naturales de los pueblos, a
saber, desde el próximo venidero de 1849 no pagarán diezmos, derechos
parroquiales, ni la moderada pensión anual impuesta a los arrendatarios de
tierras públicas.”, en su artículo undécimo se estipulaba un punto desfavorable
para los indígenas, el mismo rezaba lo siguiente: “Se declaran propiedades del
Estado los bienes, derechos, y acciones de los mencionados veinte y un pueblos
de naturales de la República”.
Aunque con esta
declaración de ciudadanía se pretendía la homogeneización de la sociedad paraguaya,
cabe recalcar que en las selvas impenetrables, vivían indígenas guaraníes muy
ajenos a estas disposiciones gubernamentales, como los Mbyá, Aché, etc, quienes entrarían
en contacto con la sociedad paraguaya recién en las primeras décadas del siglo
XX. Además, por lo que se puede observar, esta disposición en vez de favorecer la vida de los indígenas, terminó complicándola todavía más, puesto que tuvieron la necesidad de encontrar la forma de sustentarse, ya que habían perdido la propiedad comunitaria de la tierra.
Bibliografía
básica:
1- DECRETO
SUPREMO DEL 7 DE OCTUBRE DE 1848. Corte Suprema de Justicia – División de
Investigación, Legislación y Publicaciones. “Digesto Normativo sobre Pueblos
Indígenas en el Paraguay” 1811 – 2003. Asunción. 2003.
2- MELIÀ, B.
Una Nación, Dos Culturas. Asunción.
RP Ediciones-Cepag. 1988.
3- SÚSNIK,
B. y CHASE-SARDI, M. Los indios del
Paraguay. Madrid, Talleres de Gráficas Lormo S.A., 1996.
4- ZANARDINI,
J. y BIEDERMANN, W. Los indígenas del
Paraguay. 2. ed. Asunción, Artes gráficas Zamphirópolos S.A., 2006.
5- ZANARDINI,
J. Los Pueblos Indígenas del Paraguay. Colección
La Gran Historia del Paraguay 1. Asunción, Editorial El Lector. 2010.
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